lunes, 4 de abril de 2016

JEREMÍAS CAPITULO OCHO Y NUEVE


Hola mis queridos estudiantes, que gozo poder saludarlos y continuar leyendo y estudiando el Libro de Jeremías.

Hoy llegamos al capitulo ocho y nueve de este precioso contenido profético, Jeremías desarrolló un ministerio por cuarenta años, profetizando al pueblo y a los últimos cinco reyes que estuvo Judá, como ustedes saben, después del reinado de Salomón el pueblo de Dios se dividió en dos naciones Israel y Judá la primera(Israel) se ubicó al norte y Judá al sur, quedando el pueblo dividido en dos gobiernos (Israel y Judá)

Los últimos cincos reyes humanos(Josías, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías), quedaron en  Judá, que es donde Jeremías desarrolla su ministerio llevando un mensaje profético al pueblo y a éstos reyes, dos de éstos reyes solo gobernaron tres meses por lo cual se les menciona poco.

En relación con lo anterior usted encontrará que el profeta siempre habla de Judá, y en los primeros siete capítulos leídos se menciona este nombre constantemente haciendo referencia a esta nación.
En la medida que vamos leyendo y estudiando podemos ir aclarando ciertas dudas, claro que para una mejor comprensión del tema me puedes dejar las dudas, preguntas e inquietudes o sugerencias al pie de página del blog donde dice PUBLICAR UN COMENTARIO
No te desanimes por algún motivo, nunca dejes de estudiar la palabra de Dios, siempre hay obstáculos como de comprensión o de distintas dificultades;  pero mi deber es animarte e invitarte a que estudies, leas y apliques la palabra de Dios en tu vida.
Debo recordarte que que tu eres el Jeremías de hoy, que Dios te llama para que seas profeta, por lo tanto es tu deber estudiar la vida de los profetas y sus mensajes para entender el pueblo, yo quiero decirte que estoy motivado y feliz de saber que hay muchos leyendo y estudiando este libro. Adelante vamos en el camino correcto y pronto  estaremos llevando el mensaje profético a las personas que nos rodean.

                      JEREMÍAS OCHO 

1 En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; 
2 y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra. 
3 Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos.

Del verso 1 al 3 se evidencia lo que sucederá a Judá, y también explica que de la misma forma que ellos amaron y sirvieron a dioses ajenos, de esa forma servirán a personas extrañas en otras naciones. 

4 Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino? 
5 ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han querido volverse.
 6 Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla. 
7 Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.

8 ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. 
9 Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen? 

Del verso 4 al 9 Explica el comportamiento del pueblo y no conocía el Juicio de Jehová, no se arrepentían y cada día abrazaban el engaño. 

10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño. 
11 Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. 
12 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová. 
13 Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos.
14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová. 
15 Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación. 
16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella.
 17 Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová. 

En estos versos siempre aparecen signos de interrogación, Dios preguntando al pueblo de Judá sobre su comportamiento y sobre su proceder, advirtiendo al pueblo sobre sus juicios, y esperando que el pueblo se arrepienta de su maldad, el pueblo engañado siguiendo  a otros dioses y amando la abominación.

                   Lamento sobre Judá y Jerusalén

18 A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. 19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? 20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. 
21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.

22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?

                               JEREMÍAS NUEVE 

1 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!
 2 ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. 
3 Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.

4 Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. 
5 Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. 
6 Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová.

7 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo?
 8 Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. 
9 ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?

10 Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron. 
11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador.
Dios tendrá que castigar a la nación, por sus rebeldía y su mal proceder, vendrá el juicio y la hija de Sion verá su propio lamento por su pecado y sus abominaciones.


                  Amenaza de ruina y exilio

12 ¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase? 
13 Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 
14 antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres.
 15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel. 
16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe.

17 Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles en su oficio; 
18 y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas. 19 Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.

20 Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga. 
21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.
 22 Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.

Ruina y Exilio era lo que se veía venir para Judá por culpa de sus propios pecados, abominaciones y la muerte llegaría asomada por sus ventanas, lamentaciones llegaría a Judá, y el pueblo de Dios, sería llevado al exilio. 

          El conocimiento de Dios es la gloria del hombre

23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 
24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. 

Dios advierte que la riqueza del hombre está es entender y conocerlo, que él hace justicia en la tierra, misericordioso y hacedor de Juicio. 

25 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 

26 a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.


Conclusión 
Cuando leímos el capitulo ocho y nueve apredí que Dios quiere que lo conozca y que cada día trate entenderlo mejor, esto lo hago cuando leo su palabra y aprendo de ella.

Tarea.

No desanimarme al leer este libro.
Seguir estudiando este libro
Saber que yo soy el Jeremías de hoy