Hola mis queridos estudiante estamos llegando a la meta final solo nos quedan pocos capítulos de este libro que estamos leyendo te invito para que no te desanimes y termines la tarea que hemos empezado juntos.
El pueblo de Judá no escuchó la voz de Dios y ahora ya están en Babilonia los cautivos y otros se fueron a Egipcio, todo por no oír la voz de su Dios
Sigue adelante y no te desanimes, todos los días hay que leer la palabra de Dios, ella nos enseña y nos guía siempre a los propósitos de Dios.
Pastor Luis Chamorro Rodelo
JEREMÍAS CUARENTA Y TRES
La emigración a Egipto
1 Aconteció que cuando Jeremías acabó de
hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová Dios de ellos, todas estas
palabras por las cuales Jehová Dios de ellos le había enviado a ellos mismos,
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dijo Azarías hijo de Osaías y Johanán hijo de Carea, y todos los varones
soberbios dijeron a Jeremías: Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro
Dios para decir: No vayáis a Egipto para morar allí,
3 sino que Baruc hijo de
Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos,
para matarnos y hacernos transportar a Babilonia.
4 No obedeció, pues, Johanán
hijo de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra y todo el pueblo, a
la voz de Jehová para quedarse en tierra de Judá,
5 sino que tomó Johanán hijo
de Carea y todos los oficiales de la gente de guerra, a todo el remanente de
Judá que se había vuelto de todas las naciones donde había sido echado, para
morar en tierra de Judá;
6 a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey y
a toda persona que había dejado Nabuzaradán capitán de la guardia con Gedalías
hijo de Ahicam, hijo de Safán, y al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías,
7 y entraron en tierra de Egipto, porque no obedecieron a la voz de Jehová; y
llegaron hasta Tafnes.
8 Y vino palabra de Jehová a Jeremías en
Tafnes, diciendo:
9 Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro en el
enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón en Tafnes, a vista de
los hombres de Judá;
10 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel: He aquí yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi
siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su
pabellón sobre ellas.
11 Y vendrá y asolará la tierra de Egipto; los que a
muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y los que a espada, a
espada.
12 Y pondrá fuego a los templos de los dioses de Egipto y los quemará,
y a ellos los llevará cautivos; y limpiará la tierra de Egipto, como el pastor
limpia su capa, y saldrá de allá en paz.
13 Además quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y los templos de los dioses de Egipto quemará a fuego.
13 Además quebrará las estatuas de Bet-semes, que está en tierra de Egipto, y los templos de los dioses de Egipto quemará a fuego.
JEREMÍAS CUARENTA Y CUATRO
Jeremías profetiza a los judíos en Egipto
1 Palabra que vino a Jeremías acerca de
todos los judíos que moraban en la tierra de Egipto, que vivían en Migdol, en
Tafnes, en Menfis y en tierra de Patros, diciendo:
2 Así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje sobre Jerusalén
y sobre todas las ciudades de Judá; y he aquí que ellas están el día de hoy
asoladas; no hay quien more en ellas,
3 a causa de la maldad que ellos
cometieron para enojarme, yendo a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos
que ellos no habían conocido, ni vosotros ni vuestros padres.
4 Y envié a
vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para
deciros: No hagáis esta cosa abominable que yo aborrezco.
5 Pero no oyeron ni
inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para dejar de ofrecer
incienso a dioses ajenos.
6 Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se
encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas
en soledad y en destrucción, como están hoy.
7 Ahora, pues, así ha dicho Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra
vosotros mismos, para ser destruidos el hombre y la mujer, el muchacho y el
niño de pecho de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno,
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haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses
ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para vivir, de suerte que
os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la
tierra?
9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros padres, de las
maldades de los reyes de Judá, de las maldades de sus mujeres, de vuestras
maldades y de las maldades de vuestras mujeres, que hicieron en la tierra de
Judá y en las calles de Jerusalén?
10 No se han humillado hasta el día de hoy,
ni han tenido temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales
puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
11 Por tanto, así ha dicho Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo vuelvo mi rostro contra vosotros para
mal, y para destruir a todo Judá.
12 Y tomaré el resto de Judá que volvieron
sus rostros para ir a tierra de Egipto para morar allí, y en tierra de Egipto
serán todos consumidos; caerán a espada, y serán consumidos de hambre; a espada
y de hambre morirán desde el menor hasta el mayor, y serán objeto de
execración, de espanto, de maldición y de oprobio.
13 Pues castigaré a los que
moran en tierra de Egipto como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre y
con pestilencia.
14 Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra de
Egipto para habitar allí, no habrá quien escape, ni quien quede vivo para
volver a la tierra de Judá, por volver a la cual suspiran ellos para habitar
allí; porque no volverán sino algunos fugitivos.
15 Entonces todos los que sabían que sus mujeres
habían ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban
presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba en tierra de
Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo:
16 La palabra que nos has
hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;
17 sino que ciertamente
pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer
incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho
nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las
ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y
estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.
18 Mas desde que dejamos de ofrecer
incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada
y de hambre somos consumidos.
19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del
cielo, y le derramamos libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para
tributarle culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros
maridos?
20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los
hombres y a las mujeres y a todo el pueblo que le había respondido esto,
diciendo:
21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso
que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, vosotros
y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la
tierra?
22 Y no pudo sufrirlo más Jehová, a causa de la maldad de vuestras
obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra
tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin
morador, como está hoy.
23 Porque ofrecisteis incienso y pecasteis contra
Jehová, y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su ley ni en
sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido sobre vosotros este
mal, como hasta hoy.
24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a
todas las mujeres: Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que estáis en
tierra de Egipto. 25 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, Dios de Israel,
diciendo: Vosotros y vuestras mujeres hablasteis con vuestras bocas, y con
vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo: Cumpliremos efectivamente nuestros
votos que hicimos, de ofrecer incienso a la reina del cielo y derramarle
libaciones; confirmáis a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por
obra.
26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá que habitáis en tierra de
Egipto: He aquí he jurado por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no
será invocado más en toda la tierra de Egipto por boca de ningún hombre de
Judá, diciendo: Vive Jehová el Señor.
27 He aquí que yo velo sobre ellos para
mal, y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en tierra de Egipto
serán consumidos a espada y de hambre, hasta que perezcan del todo.
28 Y los
que escapen de la espada volverán de la tierra de Egipto a la tierra de Judá,
pocos hombres; sabrá, pues, todo el resto de Judá que ha entrado en Egipto a
morar allí, la palabra de quién ha de permanecer: si la mía, o la suya.
29 Y
esto tendréis por señal, dice Jehová, de que en este lugar os castigo, para que
sepáis que de cierto permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros.
30 Así
ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de
sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, así como entregué a
Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, su enemigo que
buscaba su vida.
JEREMÍAS CUARENTA Y CINCO
Mensaje a Baruc
1 Palabra que habló el profeta Jeremías a
Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de
Jeremías, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías rey de Judá, diciendo:
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Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc:
3 Tú dijiste: ¡Ay de mí
ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y
no he hallado descanso.
4 Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo
destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra.
5 ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo
mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en
todos los lugares adonde fueres.