Hola mis queridos amigos y hermanos del blog del estudiante que bueno encontrarnos y poder continuar con nuestro estudio de la palabra de Dios.
Hoy estamos Daniel capitulo dos, encontramos la preciosa revelación que estuvo Daniel por medio de nuestro Dios.
Lee y vuelve a leer este capitulo varias veces hasta que quede grabado en tu mente y Dios te pueda dar una revelación de los misterios aqui ocultos.
No dejes de estudiar la palabra de Dios en tu vida y pide que cada día ella ilumine tus pasos hasta que llegue a la estatura de Cristo.
Pastor Luis Chamorro Rodelo
DANIEL DOS
Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor
1 En el segundo año del reinado de
Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le
fue el sueño.
2 Hizo llamar el rey a magos, astrólogos, encantadores y caldeos,
para que le explicasen sus sueños. Vinieron, pues, y se presentaron delante del
rey.
3 Y el rey les dijo: He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por
saber el sueño.
4 Entonces hablaron los caldeos al rey en lengua aramea: Rey,
para siempre vive; di el sueño a tus siervos, y te mostraremos la
interpretación.
5 Respondió el rey y dijo a los caldeos: El asunto lo olvidé;
si no me mostráis el sueño y su interpretación, seréis hechos pedazos, y
vuestras casas serán convertidas en muladares.
6 Y si me mostrareis el sueño y
su interpretación, recibiréis de mí dones y favores y gran honra. Decidme,
pues, el sueño y su interpretación.
7 Respondieron por segunda vez, y dijeron:
Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos la interpretación.
8 El
rey respondió y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones,
porque veis que el asunto se me ha ido.
9 Si no me mostráis el sueño, una sola
sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y
perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme,
pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación.
10 Los
caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra
que pueda declarar el asunto del rey; además de esto, ningún rey, príncipe ni
señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni astrólogo ni caldeo.
11 Porque
el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo pueda declarar al
rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne.
12 Por esto el rey con ira y con gran enojo
mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia.
13 Y se publicó el edicto de
que los sabios fueran llevados a la muerte; y buscaron a Daniel y a sus
compañeros para matarlos.
14 Entonces Daniel habló sabia y prudentemente a
Arioc, capitán de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios
de Babilonia.
15 Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿Cuál es la causa de que
este edicto se publique de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc
hizo saber a Daniel lo que había.
16 Y Daniel entró y pidió al rey que le diese
tiempo, y que él mostraría la interpretación al rey.
17 Luego se fue Daniel a su casa e hizo
saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros,
18 para que
pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que
Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia.
19
Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual
bendijo Daniel al Dios del cielo.
20 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el
nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría.
21 El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría
a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
22 El revela lo profundo y lo
escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
23 A ti, oh
Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y
fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer
el asunto del rey.
24 Después de esto fue Daniel a Arioc, al
cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia, y le dijo así:
No mates a los sabios de Babilonia; llévame a la presencia del rey, y yo le
mostraré la interpretación.
25 Entonces Arioc llevó prontamente a
Daniel ante el rey, y le dijo así: He hallado un varón de los deportados de
Judá, el cual dará al rey la interpretación.
26 Respondió el rey y dijo a
Daniel, al cual llamaban Beltsasar: ¿Podrás tú hacerme conocer el sueño que vi,
y su interpretación? 27 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio
que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden
revelar al rey.
28 Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los
misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en
los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama:
29 Estando tú, oh rey, en tu cama, te vinieron pensamientos por saber lo que
había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha
de ser.
30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no porque en mí haya más sabiduría
que en todos los vivientes, sino para que se dé a conocer al rey la
interpretación, y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
31 Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran
imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba
en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
32 La cabeza de esta imagen
era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de
bronce;
33 sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de
barro cocido.
34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con
mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los
desmenuzó.
35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido,
el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se
los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que
hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
36 Este es el sueño; también la
interpretación de él diremos en presencia del rey.
37 Tú, oh rey, eres rey de
reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.
38
Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo,
él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres
aquella cabeza de oro.
39 Y después de ti se levantará otro reino inferior al
tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe
todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
41 Y lo que viste de los pies
y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un
reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste
hierro mezclado con barro cocido.
42 Y por ser los dedos de los pies en parte
de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte
frágil.
43 Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio
de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se
mezcla con el barro.
44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo
levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro
pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para
siempre,
45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con
mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El
gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño
es verdadero, y fiel su interpretación.
46 Entonces el rey Nabucodonosor se postró
sobre su rostro y se humilló ante Daniel, y mandó que le ofreciesen presentes e
incienso. 47 El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente el Dios vuestro es Dios
de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste
revelar este misterio.
48 Entonces el rey engrandeció a Daniel, y le dio muchos
honores y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de
Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia.
49 Y Daniel
solicitó del rey, y obtuvo que pusiera sobre los negocios de la provincia de
Babilonia a Sadrac, Mesac y Abed-nego; y Daniel estaba en la corte del rey.