miércoles, 6 de abril de 2016

JEREMÍAS CAPITULO DOCE Y TRECE

Saludo a todos los amigos y hermanos  del blog del estudiante; éste blog fue  creado para tener una relación de aprendizajes, de lectura, de reflexión, de estudio y de practicar todo lo que nos dice la palabra de Dios.
En éste momento nos encontramos leyendo y estudiando el libro del profeta Jeremías con el fin de conocer las enseñanzas que encontramos en su contenido. En la medida que vamos leyendo y estudiando nos encontramos con historia que han vivido otros hombres bíblicos en épocas anteriores, recordemos que la biblia fue escrita en más de dos mil años, por hombres diferentes, épocas distintas, en territorios distintos con hombres de diferentes profesiones y labores distintas.
Jeremías es un profeta de Dios, que vive en los últimos cinco gobiernos que tuvo la nación de Judá, antes de ser exiliados en Babilonia. el profeta le toca llevar un mensaje de Dios a toda la nación; el profeta en su parte humana quería desfallecer, viendo la resistencia a éste mensaje. se queja ante Dios viendo que los impíos estaban prosperando. Dios tiene que alentarlo y fortalecerlo para que continuara llevando su mensaje.
Es lo que sucede hoy con los verdaderos siervos de Dios, que trabajan por convicción y no por dinero en la obra de Dios, se tiende a desfallecer al ver que la gente no quiere oír el mensaje de Dios, que muchas personas no quieren escuchar la palabra de Dios y tienden alejarse del camino de Jesús.
En los capítulos doce y trece, nos encontramos con el comportamiento de un hombre que lleva su causa ante Dios  luego que observa el comportamiento de los impíos y Dios tiene que responder ante esta causa. Más adelante  por medio de cinto, Dios le enseña a su pueblo cuál será el fin de ellos y como quedará toda la nación.
Por lo tanto no te desanimes, sigue leyendo éste contenido profético, tiene muchas enseñanzas para ti hoy y Dios te puede hablar todos los días por medio de su palabra.
Pastor Luis Chamorro Rodelo.

Jeremías Doce 
                  
    Queja de Jeremías y respuesta de Dios

1 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan des-lealmente?
2 Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de sus corazones. 

                ¿Prosperidad de los impíos?

Cuando leemos en el salmo 73 nos encontramos con esta misma comparación que hace Jeremías, en los versos uno y dos  tanto el salmista y éste profeta se hacen la misma pregunta, ¿porqué los impíos prosperan?, a ambos casi se le deslizan sus pies viendo la  prosperidad de los impíos; ellos (los impíos);  se portan des-lealmente, echan raíces, crecen y dan frutos, no pasan trabajos como lo demás mortales, la soberbia los corona, se cubren de vestido de violencia, hablan con altanería, alcanzan riquezas y logran con creces los antojos de su corazón.
pero, solo cuando se entra al santuario de Dios, se comprende el fin de ellos, en asolamiento los harás caer, perecerán, y los has puesto como deslizadero, te recomiendo que leas éste salmo para que comprendas el fin de los impíos.

3 Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.
 4 ¿Hasta cuándo estará desierta la tierra, y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron: No verá Dios nuestro fin.
5 Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura del Jordán? 
6 Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se levantaron contra ti, aun ellos dieron grito en pos de ti. No los creas cuando bien te hablen.
                              Respuesta de Dios 
Dios responde a Jeremías todas sus preguntas 
7 He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos. 
8 Mi heredad fue para mí como león en la selva; contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí.
 9 ¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla. 
10 Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi heredad, convirtieron en desierto y soledad mi heredad preciosa.
 11 Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que reflexionase. 
12 Sobre todas las alturas del desierto vinieron destruidores; porque la espada de Jehová devorará desde un extremo de la tierra hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne. 
13 Sembraron trigo, y segaron espinos; tuvieron la heredad, mas no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa de la ardiente ira de Jehová.
14 Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá. 
15 Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. 
16 Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo. 
17 Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice Jehová.
                              JEREMÍAS TRECE 
                          La señal del cinto podrido
1 Así me dijo Jehová: Ve y cómprate un cinto de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en agua.
 2 Y compré el cinto conforme a la palabra de Jehová, y lo puse sobre mis lomos. 
3 Vino a mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo: 
4 Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos, y levántate y vete al Eufrates, y escóndelo allá en la hendidura de una peña. 
5 Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates, como Jehová me mandó. 6 Y sucedió que después de muchos días me dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates, y toma de allí el cinto que te mandé esconder allá. 
7 Entonces fui al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto del lugar donde lo había escondido; y he aquí que el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.
8 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 
9 Así ha dicho Jehová: Así haré podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén.
 10 Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno. 
11 Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.
La señal de las tinajas llenas
12 Les dirás, pues, esta palabra: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de vino. Y ellos te dirán: ¿No sabemos que toda tinaja se llenará de vino? 
13 Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores de Jerusalén; 
14 y los quebrantaré el uno contra el otro, los padres con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré, ni tendré piedad ni misericordia, para no destruirlos.
Judá será llevada en cautiverio
15 Escuchad y oíd; no os envanezcáis, pues Jehová ha hablado. 
16 Dad gloria a Jehová Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas.
 17 Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová fue hecho cautivo.
18 Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas. 
19 Las ciudades del Neguev fueron cerradas, y no hubo quien las abriese; toda Judá fue transportada, llevada en cautiverio fue toda ella. 
20 Alzad vuestros ojos, y ved a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey?
 21 ¿Qué dirás cuando él ponga como cabeza sobre ti a aquellos a quienes tú enseñaste a ser tus amigos? ¿No te darán dolores como de mujer que está de parto?
 22 Si dijeres en tu corazón: ¿Por qué me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu maldad fueron descubiertas tus faldas, fueron desnudados tus calcañares.
 23 ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? 
24 Por tanto, yo los esparciré al viento del desierto, como tamo que pasa. 
25 Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para ti, dice Jehová, porque te olvidaste de mí y confiaste en la mentira. 
26 Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia, 
27 tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿No serás al fin limpia? ¿Cuánto tardarás tú en purificarte?

Así como el cinto se había podrido, de la misma manera quedaría Judá, representa la forma y  el fin de la nación que no quiso arrepentirse, el pueblo malo que no quiso oír la voz de Dios.

Conclusión
Sigue leyendo éste libro 
Dios nos sigue animando a pesar que nosotros creamos desfallecer
Dios tiene la respuesta a nuestra causa 

Tarea
Lee el salmo 73 y compáralo con Jeremías doce verso uno y dos.


















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